"Esta bien si no soy la chica de tus sueños. Sólo quiero ser la chica en la que piensas a 20 años de ahora, mientras miras tú café de mañana, deseando que no hubieras puesto demasiada leche porque ahora está demasiado cremoso para parecerse a mis oscuros ojos marrones."
De nuevo, se sintió helada por la sensación de lo irreparable, y comprendió que no soportaría la idea de no oír su risa nunca más.
-Fracasé - le admitió - fue mi culpa, lo reconozco, pero en manera alguna pido perdón o indulgencia... Eso me pasa por intentar lo imposible.
Él, dolido, sólo sabía que no podía dejar de mirarla a los ojos y sentir que todo se estaba desmoronando. A pesar de que su amor por ella siempre iba a seguir intacto, supo que era tiempo de marcharse, no quería abrir viejas heridas. Ella empieza a aceptar que él se va, y se le dilataron las pupilas. Creía estar destinada a terminar con él, que era una mala pasada del destino pero con el tiempo, si se quedaba, todo iba a ser remediado. Pero a la vez sabía que, no podía darle al tiempo lo que no era de él.
Hoy quería sonreír después de haber llorado por tanto tiempo. Lloró por alguien que siguió queriendo con toda su alma, aunque de una forma mucho más libre y completa. Nadie le pertenece a nadie, pensó ella. Aprendió que las personas van llegando a tu vida cuando deben llegar. Por algo, siempre por algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario